2006/11/22

LOS HOMBRES DE...

Puedo hablar en genérico, pero estoy pensando en la empresa, en mi empresa. Gestionar el cambio, frase que está entre el acierto y el papanatismo, no sé más cerca de cuál.
Los que ya tenemos una edad y quizá estamos desencantados (es decir, no confiamos en que los problemas se resuelvan de acuerdo con principios sino de acuerdo con intereses, no siempre legítimos, no siempre exponibles, qué manía tengo por los paréntesis) tenemos mitificadas algunas cosas del pasado, algunas formas de organizarse, con otros medios. Quizá lo veíamos con otra ilusión, con otros ojos, y a lo mejor eran tan arbitrarias como las actuales.
Volviendo a la frase semi-inicial “gestionar el cambio”, o es una idea-fuerza (olé) o es una muletilla útil. El caso es que la acabé interiorizando y ahora estoy convencido de su acierto. Decía que oí o leí alguna vez, quizá para justificar cambios y nombramientos, que los gestores actuales no tienen que ser especialistas en nada, sino en gestionar cambios. ¿Qué estudiaste Biblioteconomía? No hay problema, si hiciste un máster, o incluso sin hacerlo, pero eres un hombre con regaños o, sin regaños pero con la amistad oportuna en el momento oportuno, te pueden hacer Director de Operaciones. ¿De donde? No importa, hay directores de operaciones en siderurgias, en distribuidoras, en tabacaleras y en hipermercados. ¿Y qué equipo pones? Tampoco importa. Alguien habrá que sepa (y algún ingenuo que crea) algo al final de la cadena. Alguien sabrá algo de tabaco, de hierro, de algo concreto, por encima de sinergias, transversalidades, vacíos y parafullas.
Tengo asistido a alguna ponencia en la que participó algún directorón y no decía, por ejemplo: “El departamento de Seguimiento de Inversiones externas informará de…”, sino que lisa y llameante hablaban como en el bar: “Eso lo lleva Paco”. Hala, los hombres de Paco, cuando allí habrá hombres que hacían cosas antes de Paco y que las seguirán haciendo cuando Paco, a no tardar, ascienda.
En mi empresa, digo, acaban de hacer una reestructuración, pero no se dice “Se vió la conveniencia de descentralizar territorialmente las operaciones de mantenimiento de vehículos de…”, sino “querían apartar a Alfonso pero le dieron los talleres nuevos”.
En fin, una falta de respeto, que, no por esperada, deja de extrañar. El caso es que no sabemos si hay que seguir teniendo ilusión o si hace uno el gilipollas manteniendo alguna. No hablamos de ilusión por una imposible y ya no deseada promoción, sino por el ansia de trabajar con rigor (de acuerdo a norma, lo siento, uno es rehén de su pasado), sin que quiera decir que lo mejor es ir estrictamente por el libro.
En fin, como decía Unamuno de la República “No es esto, no es esto”.

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