2006/11/09

RUIDO Y ECOLOGÍA

La central de Correos está en La Jirafa. No me pilla exactamente camino del trabajo, pero casi. Como tenemos un apartado de correos para recibir sugerencias, me hice el encargado de recogerlas, interesado como estoy en que no se me escapen de plazo. La gente nos escribe poco. Hacen bien, para el caso que se les hace… NO se me ocurrirá fomentarlas. Una al mes y ya está bien. No demos cancha al síndrome de Estocolmo.
Estos días estamos con el paso cambiado. Se realizó una campaña de concienciación ecológica por aquello del desarrollo sostenible y tal y tal, y se entregaron unos impresos que la gente puede rellenar y dejar en un buzón de correos. En definitiva, los esforzados escribidores van a entrar en un sorteo, de manera que esta temporada, hasta el fin del plazo, el quince de noviembre, se están recibiendo en cantidades considerables.
Resulta que Correos está en obras y ya no la encuentro de paso. Provisionalmente está en la calle Santa Susana, de manera que el cambio de estrategia es obligado: salir, cuando proceda un poco antes, y de ahí a tomar una sidra al mi Fontán mientras leo el periódico o contemplo a los feriantes. Ayer me fijé en un grupo de sudamericanos. Una jovencita estaba todavía con su blusa-poncho blanca y su negra falda larga. ¿Sería recién llegada? ¿cuánto tiempo pasa desde su llegada hasta que se ponen la ropa occidental? ¿Si vamos a trabajar a Nigeria, vestiríamos con la túnica en cuanto se nos fuera quedando vieja la ropa de la maleta?
A lo que vamos, que esto iba a ser una meditación ecológica. Crucé por el camino más corte, el Parque San Francisco, donde cuelgan las fotos de Sebastiao Salgado que no pude detenerme a contemplar. Mecachis, estamos en otoño, las hojas caen y los barrenderos ya no llevan el clásico escobón de piornos. Se modernizaron y lucen en la espalda un ruidoso aspirador inverso, un soplador que va desplazando las hojas hasta que hacen un estruendoso montón. Se oye en todo el parque. Ni en ese templo del silencio hay tranquilidad. El Departamento de Organización del la sección de jardines municipales, después de un sesudo estudio, habrá llegado a la conclusión de que persistir en el uso de la escoba no solo era una antigualla, contraria a la modernización, sino que acabaría llevando a la quiebra económica del consistorio. El romanticismo no cotiza. Como muestra del tiempo pasado acabarán haciéndole una estatua al barrendero.
Llego a Santa Susana, recojo las cincuenta y tres sugerencias y nuevo ruido arbóreo, que en este caso, de la poda de los árboles, mosierra en mano. Adiós el obsoleto tijerón. Al magnolio, como verde cabellera, le estaban aplicando la psicoestética ramirense, no del prerrománico sino del peluquero multimedia.
Camino Quintana abajo y llego hasta el Fontán. Doy unas vueltas tanteando la mejor ubicación. Hoy la sombra era cosa de salud. La busqué en mi lado preferido, el de la plazuela Daoíz y Velarde. No hubo suerte y al sol no se paraba. Norteando en busca de un sitio ¡coño! veo asomar a Javier Neira por allí, y me digo, a por él. Lo abordo y le comento lo escorado a la derecha de su columna, pepera para entendernos, por contraposición al programa de debate que llevó en TeleOviedo. Matiza que un cosa es moderar un debate y otra realizar una columna de opinión, que es opinión. Doy forma a sus palabras. Escucha creo que con sincero interés mis opiniones, de manera que adelante. Como es una conversación privada, vamos a ocultar algunas cosas. Le digo que como jefe de opinión de La Nueva España….No, no soy jefe de opinión, no hay tal cargo, el jefe de opinión es el director. Ah, bueno, pensé.
Hago como los periodistas: no dejes que la realidad te destruya un buen titular, de manera que hube de reciclar el rollo que tenía pensado.
En este caso, iba a reconocer la pluralidad informativa del periódico, en el que coinciden varios firmantes conservadores como García Noriega, Greciet, él mismo, y otros de signo contrario, como Cuervo, Millás, Antonio Rico, Pedro de Silva. Señala que en el periódico hay más firmas de izquierdas, más. Le comento su buenismo, que admite como debilidad. Comentario sobre el artículo antibuenista de Faustino en La Voz y sobre este periódico en sí. Y última acotación: lo curioso que me resulta qué sea él quien entreviste a los conservadores y Javier Cuervo a los otros, no voy a decir progresistas porque los conservadores dicen que los progresistas son ellos. Reconoce que sí, que es cierto, pero que son encargos del director. Con la satisfacción del deber bien hecho, ya podía tomar la botella de sidra.
Necesariamente situado en la plaza porticada, cerca de la placa de Tigre Juan, y antes de dar cumplida cuenta de la prensa del día, me entretuve en leer las sugerencias de la gente sobre el reciclaje. Ingenuos. Qué incompatibles resultan los intereses cándidos del ciudadano (con tan buenas ideas, en este caso separar, reciclar, contenedores para pilas, para grasa, para pañales, para periódicos) con la problemática gestión de los residuos. ¡Cuánto interés ponen las personas en apuntar ideas, sugerencias, que como no se le ocurran al gestor de turno no valen para nada!. La humildad era verde y comióla un burro.

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