2006/12/12

PEPÍN DE MINGO

Hoy fui al entierro de Pepín de Mingo. Tardé en enterarme de que lo llamaban Pepín de Mingo. Mientras estudiaba, hubo unos años en los que no me enteraba de nada. Iba a mi rollo: durante la jornada de trabajo, en cuanto podía, me concentraba en estudiar o en pasar apuntes y no había más conversación.
Pepín es un mozo de agujas de los antiguos, de los que trabajaban en Lugo de Llanera cuando yo aterricé en mi primer destino civil, por lo tanto, de los que nunca jamás olvidas: Pepín, Carballo (en realidad Caraballo, que norteaba a las seis menos diez de la mañana por el andén y con una visual se daba cuenta de lo que había que hacer y yo tenía que andar mirando con detalle la entrega y los papeles para enterarme), Ovidio (que había cortejado con Gelines la de Benina, que tenia unos treinta y dos años y ya está prejubilado), Carreñín (nunca me olvido de que se suicidó un hijo), Tuñón (ya un triunfador, con su tiendita particular y sus negocios: lo que compro a dos lo vendo a cuatro y con ese dos por ciento voy tirando), Tarradellas (estaba accidentalmente de Jefe de estación el día que me presenté, pero no sé más de él, lo llamaban así porque acababa de venir trasladado de Cataluña), Manolo (pocos cadáveres vi más impresionantes que el de Manolo el fator o Manolo el de Carmen, buen paisano, equilibrado, competente, bien considerado, que traía la cena aunque vivía allí mismo en el pueblo), Carrión (ferrolano, que contaba unas mentiras bastante gordas, pero siempre las mismas y te hacía dudar), Jaime (que decían que había sido un bandurria y con esa fama seguía, aunque para mí, era ya un señor casado normal, me costaba creer las historias que se contaban de él), Vixil (peón que animaba el turno con su desenfado), Ríos (andaluz de Huelva ¿abe? o sea, ¿sabes? con sus aventuras de cuando estaba en Ibraleón), Fernando (que murió de cáncer y siempre me acordaré del diagnóstico que figuraba en sus partes de baja, que vi siete u ocho años más tarde cuando estuve transitoriamente de jefe de estación: dolor intercostal, siempre me acuerdo de Fernando, que era un triste, cuando tengo un dolor intercostal), Rubiera (había sido emigrante, estaba separado, era de Oviedo y vivía en Gijón, y todas esas particularidades me llamaban la atención; más tarde me dijo de Célis que era el hombre de las tres erres, efectivamente Rafael Rubiera Rodríguez, y así lo recuerdo).
Pepín llegaba de Villabona, hablaba un poco, con un acento yo creo que un poco gallego aunque quizá sea simplemente el acento típico de Llanera, sonreía, y marchaba andén adelante con aquella cartera clásica negra de cuero de las que ya no se ven, con las que mi padre creo que comerció en tiempos. La cartera en la que yo creía que traía la tartera, y así habría sido alguna vez. Años más tarde me enteré de que en realidad iba llevando un poco de carbón todos los días del ñeru que fue acopiando con el tiempo en algún garitu. Igualito que mi padre, que no podía pasar el día sin que trajera una as/estilla, una briqueta, una ferramienta. Otros llaman por teléfono, pierden el tiempo por Internet o traen folios.
Pepín era mozo de agujas, como Caraballo. Rubiera y Carreño eran enganchadores. Nunca lo entendía del todo y creo que simplemente no tenían razón pero lo decían y hacía como que me lo creía. Yo leía la reglamentación y no veía las categorías de mozo de agujas y de enganchador por ningún sitio, únicamente encontraba al especialista de estaciones, que lo englobaba todo, pero no mandaras al mozo de agujas un enganche o al enganchador hacer una aguja. Los factores antiguos lo respetaban y así todo el mundo. No iba yo a hacer una excepción, aunque no lo acababa de ver y no lo veo. De hecho, el enganchador y el mozo de agujas estaban en el nivel 2 y el especialista en el 3, señal de que esa movilidad ascendente algo querría decir, pero en aquellos tiempos los derechos adquiridos eran palabra de Dios.
Pepín es aquella época y siempre lo recordaré con cariño. Creo que no conocía a mi padre pero siempre me preguntaba por él y eso hoy es un plus.
Como tiene un hijo de conserje muy cerca de mi casa, es motivo de recuerdo y ojalá quede así para siempre.

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