2007/12/06

DIOS NOS COJA CONFESADOS

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Recibes diariamente un par de revistas gratuitas por correo electrónico (en el correo de casa, aclaras) que te informan de las normas más destacadas que se van publicando en el Boletín Oficial del Estado. Habrá sido el lunes cuando, entre esas nuevas normas, viste que se había publicado en el BOE del día 30 de noviembre el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias. Echaste una ojeada de no más de dos minutos y dejaste para otro día una lectura más reposada en papel porque, por mucho que se diga, hay cosas que hay que leer en papel, para cotejar y repasar. Cortar y pegar y el subrayado informático tienen unas ventajas que sería vano negar, pero el papel es el papel, al menos para esta tu generación.
Pues bien, en esta ojeada miraste un par de puntos:
- cuándo entraba en vigor: viste que al día siguiente de su publicación en en BOE, lo que te extrañó, dada la extensión y la complejidad de la ley aunque dicen que los textos refundidos solamente refunden y no innovan el derecho. Será por eso.
- las normas que derogaba: la propia Ley de los Consumidores del 84, la ley sobre contratos celebrados fuera de los establecimientos mercantiles, la ley de responsabilidad civil por los daños causados por productos defectuosos y otras que te resultan conocidas y que consultas de cuando en vez.
La sacaste en papel, pero no tuviste tiempo de leerla, cuando este viernes ojeas EL COMERCIO mientras te tomas una sidra antes de comer y lees una minientrevista con una Abogada, ponente en una Conferencia sobre “Control de mercado y seguridad en los Productos” y habla de la responsabilidad del fabricante, y cuando el periodista E.C. le pregunta ¿cuál es esa ley? Lees
- La Ley 22/94, por la que se regula la responsabilidad civil por los daños ocasionados por productos defectuosos. También están recogidos en el Real Decreto 1801/2003 sobre seguridad General de los Productos.
Ya te imaginas la calidad de estos cursos. Los estás viendo: flechas, diagramas, transparencias y powerpoints. Desconoces el criterio de selección de los ponentes.
Estás deseoso de llegar a casa y consultar el BOE para cerciorarte de que leíste bien en aquella primera ojeada y cuando vas directamente a las disposiciones derogatorias solo alcanzas a decir: Dios nos coja confesados.
Ahora tendrás que sacar tiempo para leer (y subrayar) sus treinta y cuatro páginas.

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