2008/01/17

EL GUSTO Y EL PRECIO

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No te hacía falta leerlo en los periódicos porque hace tiempo que lo piensas. Tiene razón el refrán “A misa paga no hay quien vaya”. Ahora se demuestra científicamente (hasta que pasado mañana digan que era un montaje o una campaña de a saber quién) que tendemos a que nos guste más el vino caro si sabemos que es caro.
Siempre mantuviste que el pollo al ajillo era equiparable en sabor, si no supiéramos el precio, a un solomillo de ternera; que un huevo frito con patatas y chorizo no tiene nada que envidiar a las angulas (por cierto, ¿cómo saben?); que no pagas unos céntimos más por esa sidra seleccionada, que solo distingues de la normal (ya que está desacreditada la palabra “corriente”) en que es más cara; que en qué desmerecen unas parrochas a un besugo; y ¿qué problema tiene el DYC con Coca-Cola? El precio.

Ahí va un menú: pollo al ajillo y unas parrochas para picar; después un huevo frito con puntilla, patatas bien doradas y chorizo; sidra corriente (también vale un cosechero, sin pasar a mayores) para beber y después unos cubatas de DYC mientras arreglamos el mundo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿explotó la burbuja en Cercanias?
Decia Pedrón: unos bichos de cáscara pa limpiar la dentadura, chuletón y botella de Rioja y a jurar bandera.

Anónimo dijo...

Sé yo de uno que un huevín de naveo, unas patatinas de Castiello al esti Güelito Jesús, y unas rajinas de jamón vuelta y vuelta...