2008/05/08

CLARIDAD

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Después de ir a Correos (y al Fontán) llegas a casa y sin quitarte la chaqueta le das al mando de la tele, que cae en la Uno. Están con el Telediario. Te quitas los zapatos, colocas la chaqueta en una silla de la salita, los pantalones en la de la habitación y vuelves al Telediario. Alguien habla del reparto del agua. Es un señor muy bien puesto que platica desde un despacho. Pronuncia una frase, coges un papel y la anotas para que no se te olvide: “Las Comunidades tienen que organizar su desarrollo en función de sus posibilidades”. Traduces: que se arreglen con lo que tienen y que no nos pidan nada.

Sigues con el trajín de la ropa, enciendes el gas y pones una pota a calentar. Vuelves a la salita. En esta ocasión habla una emigrante sudamericana sobre cómo envía el dinero a su país. Oyes: “Lo que me sobra lo envío a mis hijos”. Si hablara desde un despacho diría algo así como: “el excedentes de tesorería se aplica a la creación de valor en el Perú septentrional”.

Agradeces la claridad y una vez más abominas del lenguaje políticamente correcto, que es diáfanamente oscuro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

abominas, diafanamente oscuro = ¿tinés?