2008/08/20

EL JUSTO...O EL ESTRECHO (PLATÓN)

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Están mal las autocitas, pero te prometiste (Benidorm 1) que buscarías LA CAVERNA
de Platón. Llegas a la conclusión, no por intuición natural, sino porque lo leíste en algún sitio, que la fábula estaba en su libro LA REPÚBLICA. Bien podrías ir directamente a la fábula, a las dos o cuatro o seis páginas que ocupe, pero te parece más meritorio buscarla hasta encontrarte con ella. Es posible que en el camino des con algo interesante. Recuerdas en este punto a tu amigo Toño Pinto, al que le encanta el poema de Kavafis dedicado a Ítaca. Quieres hacer de la República un regreso a Ítaca, en el que no es lo importante llegar sino el viaje.

En ese camino te encontraste con este párrafo en el Libro I, XVI.

Así, inocente Sócrates, hay que considerar las cosas: siempre y en todas partes sale peor parado el hombre justo. En primer lugar, en las relaciones mutuas, cuando uno entra en comunidad con otro, nunca hallarás que al disolverse la sociedad el justo posea más que el injusto, sino menos. Luego, en los asuntos públicos, cuando hay que satisfacer algunas contribuciones, es el justo, aun con los mismos bienes, el que tributa más, y menos el injusto; pero cuando se trata de recibir, el primero no obtiene ganancia alguna, y grande en cambio el segundo. Y cuando uno de los dos se hace cargo del gobierno, le ocurre al justo, si no otra pena mayor, el que sus asuntos domésticos queden por completo abandonados, al no poder obtener beneficio de la cosa pública por ser justo, y además el verse aborrecido por sus parientes y amigos que no le perdonarán el no haberles procurado ayuda por no violentar la justicia; al injusto, sin embargo, le acontece exactamente todo lo contrario.

Un poco de ingenuidad es imprescindible para afrontar la recta final de la vida, no pensar que todo es interés y corrupción, que existe algún justo como el descrito por Platón.

Una vez más, te parece que ya está todo dicho, escrito y descubierto. Únicamente tienes la duda (Buridán) de si Platón habla del hombre justo o del hombre estrecho, una palabra o una acepción que quizá no se había descubierto en al antigua Grecia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Efectivamente, leyendo a Platón te das cuenta de que a esas alturas, lo fundamental ya estaba descubierto y dicho.
Un poco pesimista la idea de afrontar "la recta final de la vida" recién cumplidos los cincuenta...¿no?