2008/09/06

EL MP3

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Te trajeron los reyes un MP3, concretamente un CREATIVE. ¿Y para qué querías tú un MP3? Te arreglabas muy bien con otro MP3 de tu hija, que utilizabas para escuchar y escuchar unas cintas de inglés con la esperanza de que se te ablandara el oído. Quizá dentro de un lustro...

Estabas encantado también con una radio del año la pera, que funcionaba. Como se había roto la tapa de la pila tenías que llevarla atada con una goma pero la funcionalidad seguía completa, la rosca del volumen iba bien, la de las sintonías lo mismo. Bien es verdad que parecías ya un poco mal con ella, pero era una radio, no un jarrón para exhibir.

Pasadas unas semanas te pregunta tu hija que qué tal el MP3 nuevo y le dices que te arreglas con la radio y con el otro MP3. Lo cierto es que habías mirado alguna vez el manual de instrucciones y tantas posibilidades te habían echado para atrás.

Semanas más tarde, y con el gesto ya más serio, insiste en la pregunta y tú repites argumentos, hasta que poco después te armaste de valor, el MP3 no te iba a poder a ti, que te quedan años de conocer nuevos artilugios y lo que te rondaré, morena.

Te hiciste con los mandos del aparato, grabaste unos cuantos vídeos del coro, metiste cerca de mil canciones (folklore, sudamericanas, algo de música que fue moderna hace veinte años) para ir escuchando aleatoriamente, que no se te olvide para no perder detalle de esas inagotables historias de antes que cuenta tu madre cuando sacas el cuento de alguna rama del macroárbol genealógico. En fin, de no mirar para él acabó siendo un apéndice fijo.

Un buen día cuando vas a salir de casa para ir a trabajar, vas a la zapatera, coges el móvil de empresa, el móvil particular, la memoria USB, el pañuelo, las llaves, la cartera, miras bien en el cajón y no está el MP3, remiras los bolsos de la chaqueta que pusiste el día anterior por la tarde y nada, vas a la mesa del ordenador y tampoco.

Comentas:
- Creo que el MP3 está en la lavadora.
- Espera, que a lo mejor todavía no empezó a entrar el agua…Sí ya empezó.
- Nada, nada, la culpa es mía, al quitar la camisa ayer por la noche la arrebujaría sin mirar y la metí a la lavadora. Otras veces fueron papeles o lápices. Para otra vez espabilo.
- ¿Te llamo si aparece?
- Llámame con lo que sea.

Vas a trabajar. Esta emergencia te obliga a ir sin música. Vas cavilando. Es un aparato bueno y a lo mejor funciona igual. A veces hay milagros. O dejándolo secar. No, aplicarás el secador de pelo. Va a ser difícil. Tiene muchos componentes eléctricos, electrónicos, chips. Con el agua irá todo al carajo. Te ves en MediaMarkt o en El Corte Inglés. Cogerás uno similar. Ahora vienen con más gigas. Vaya lata, otra vez tener que volver a grabar todo lo que tenías. Vaya despiste. No es lo mismo un MP3 que un lápiz. ¡Cuántos lápices se habrán lavado y relavado!.

Ya llegaste a la oficina y te olvidas de momento del MP3 al que habrás dejado dando vueltas en la lavadora en el bolsillo de la camisa de cuadros.

Recibes un SMS: el mp3 no staba en la lvdora.

Respiras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bfff y donde estaba... Q intriga! Quiero leer la ultima pagina para saber quien fue el asesino...

Anónimo dijo...

Pues .... me gustaría saber cómo ha acabado la aventura del MP3.
Podrías poner un anuncio de esos que aparecen por las farolas (con luz...) SE BUSCA MP3 descripción y cualidades, que lo echas de menos la recompensa etc. etc.
Y que haya suerte...