2008/11/27

LA PLANTA CATORCE

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Lees que algo pasó en la planta catorce de un hotel de Bombay, pero no prestas mayor atención y de hecho no sabes si los que están allí son los secuestradores o los secuestrados. En cualquier caso, deseas que todo acabe bien. No seguiste nada esta cuestión en los medios. No hay tiempo para absorberlo todo.

Oíste ayer en Radio 5 que entre los más directamente afectados estaban Arturo Fernández, de la Patronal Madrileña, y la Presidenta de una Comunicad Autónoma Española. Te parece un comentario miserable no citar a Esperanza Aguirre por el nombre. No tiene ningún mérito en haberse salvado. Simplemente tuvo suerte, pero tampoco procede silenciar si nombre. Te recuerda la cantada de Urdaci con su Ce-Ce-O- O.

Deseas que se arregle pronto esto de la planta catorce sobre el suelo para que esa planta siga siendo para siempre la del subsuelo, la que Victor Manuel cantó en uno de sus canciones más brillantes y sentidas.

Nunca bajaste a una mina pese a haber nacido en un concejo minero, pero La Planta Catorce te impresiona. Cuando se debate sobre las suculentas prejubilaciones de los mineros, no estaría de más ponerla como música de fondo para ambientar.

Por suerte y por los avances de la técnica son raros los accidentes en las minas asturianas. Cuando por desgracia llega alguno, ya no entierran a los muertos en Turón o en Muñón Cimero porque se los llevan a La República Checa o a Polonia, pero también tienen madre.

Tienes asociada La Planta Catorce a tu infancia sin radio ni televisión, donde eran tan frecuentes los accidentes mineros y para tener noticias de si habían rescatado a alguno (Sindo, Ferino, mineros muertos de tu infacia), había que esperar al periódico de la mañana.

Cuando oyes esta canción te detienes, quedas en silencio, como en la consagración en misa, o como dicen que en otros tiempos se paraba la gente al toque del Ángelus. Cuando suena La planta catorce no te sale del cuerpo seguir haciendo la cama, ni pelando patatas, ni subrayando un libro o leyendo el periódico. Hay que escuchar cada verso, cada frase para seguir sintiendo un escalofrío con toda su intensidad.

Ahí quedan dibujados el patrón, la madre, viuda, los muertos, el chófer, los ingenieros, el gobernador, el cura, y el minero que por no irse al patrón llora en el suelo.

En la planta 14 en el pozo minero
de la tarde amarilla tres hombres no volvieron
hay sirenas, lamentos, acompasados ayes a la boca del pozo,
dos mujeres de luto anhelando los cuerpos
y una madre que rumia su agonía en silencio,
es el tercero.
A las diez la luna clara se refleja en las sortijas del patrón recién llegado
con sombrero gravedad y su aburrido gesto.
Él ha sido el primero,
vendrán gobernadores, alcaldes, ingenieros,
tratarán de calmar la resentida viuda que se muerde el pañuelo
no sabrán acercarse a la madre que les mira con los ojos resecos.
A las doce el patrón mirará su reloj,
los otros ya se fueron
y en un punto y aparte
esbozará un fastidio mientras piensa: "pero, ¿dónde están estos?";
ha llegado otro relevo de bomberos
y a la una menos diez verá la noche el primer muerto.
Sentados en el suelo los mineros se hacen cruces y reniegan de Dios
quién diría les pillara de sorpresa la tragedia repetida
a veces el más bravo mira fijamente al patrón con los dientes apretados
y el patrón con sombrero tiene dos policías a su lado; no hay cuidado.
Tres horas lentas pasan y a la luz de las linternas asustadas
el cura con los ojos arrasados al segundo le va uniendo sobre el pecho las manos
y un chaval de quince años mientras llora impotente se abraza contra un árbol
y el chofer del patrón con su gorra de plato se siente desplazado
es un hombre prudente, bien domado.
El rocío ha calado hasta los huesos cuando sale el tercero,
le recibe con sonrisa gris-azul la madrugada
y con voces los mineros, mientras se abrazan todos y uno de ellos, el más fiero,
por no irse al patrón llora en el suelo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me satisfizo leer este entrada. Francamente me gustó mucho, tanto lo que dices como cómo lo dices.Karen Dinesen

Anónimo dijo...

Y gracias por darnos la oportunidad de leer con detenimiento los versos de "la planta catorce".
Karen Dinesen

Anónimo dijo...

Y encima los que mueren están con el convenio de la construcción y no tiene penosidad ni prejubilación. ¿Dónde están los poderosos sindicatos mineros?

Anónimo dijo...

Planta arriba, planta abajo que más da. Siempre se van los que menos tiene culpa.
Aparte de los empresarios y esa srs. presidenta ( de las primeras en abandonar el barco) ¿alguien se ha preguntado o preocupado de los allífallecidos?
Solo habréis oído mencionar las palabras "ejecutivos", "empresarios" .etc etc.
Salud