2009/07/27

LA CRISIS DEL LADRILLO

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A veces la economía te parece complicadísima y otras la mar de simple. Seguramente la verdad estará en el justo medio. Llegas a esta conclusión después de leer ahora un EXTRA 2006 que una revista publicó a finales de ese año. Titulaba ese resumen: EL DINERO DEL LADRILLO MUEVE LA ECONOMÍA y comenzaba así: "La bolsa española ha liderado en el 2006 las ganancias de los parquets europeos gracias en buena parte al dinero del ladrillo. Constructores y promotores han vivido una década de oro, en la que los precios de la vivienda han subido un 180%. Ahora en previsión de que el mercado inmobiliario empiece a vivir la tantas veces aplazada desaceleración, las constructoras han decidido salir de compras y adquirir empresas de otros sectores económicos o de otros países".

Resulta que las empresas constructoras, una vez que inflaron el precio de las viviendas, momentos antes de reventar, se pasan a la compra de las empresas energéticas: sobre todo eléctricas y petroleras. Y la bolsa aplaude estas compras elevando el valor de mercado de las contructoras, que ahora valen más, aunque los pisos que construyeron valgan menos.

O sea que habíamos pensado que la caída de los precios de la vivienda en España se debía a manejos de la bolsa neoyorkina y se intuye un motivo más casero, con su trasfondo marxista: que el valor de cambio de la vivienda se había alejando del valor de uso y ahora el gran capital se va a dedicar a inflar el valor de cambio de la energía cuando todo el mundo llama la atención sobre el agotamiento de los recursos naturales y, por lo tanto, del valor de uso de las fuentes de energía.

3 comentarios:

Alipio dijo...

Dinero llama dinero. Y los ricos se seguirán forrando con el beneplácito del gobierno de turno, aunque este se diga socialista.

A veces, pienso que lo que dice en Mateo 13:12, “Porque se le dará a aquel que tiene y tendrá abundancia; pero a aquel que no tiene se le quitará incluso lo que tiene” se puede aplicar al dinero en el mundo actual.

Saludos

Karen Dinesen dijo...

¡Ay, Alipio, la vigencia del Evangelio!
Saludos

La_Nenina dijo...

paradójico!