2010/04/30

ELOGIO DE LOS BARES CUTRES

Por haber llevado a tu coro a su homenaje de jubilación, el cabecilla del castrismo te invita junto con un grupo de compañeros a comer pulpo en Monforte de Lemos. Por aquello de no dejar mal a tu mujer, que te dice que te apuntas a un bombardeo, vas, no sin antes matizar que nadie se sienta obligado a invitarte por equilibrios que hay que guardar a lo largo de la vida.

Llegados a Monforte, en vez de una burocrática visita guiada a los monumentos que cualquier guía te puede sugerir, dejais de lado el Monasterio Benedictino de San Vicente do Pino, el Pazo Condal, los Conventos de San Jacinto o Santa Clara, la ermita de San Lázaro o el Puente Viejo, y vais a las tascas de los alrededores, esas que no conocerás en una visita a Monforte que puedes hacer en cualquier momento. En una tasca cualquiera debajo de casa del castrista invitador, junto al paso a nivel, lees en papel el artículo de tu amigo Juan Antonio Pinto en EL PROGESO de Lugo, en este caso sobre el 25 de abril, mientras te percatas de una particularidad de los bares de Monforte, a saber, que preguntan si el vino lo quieres con o sin tapa, pudiendo ser la tapa una freba (un reconstituyente minibocata/pincho de un filete), unos chipirones o unos chorizos a la brasa, por el módico precio adicional de veinte céntimos la tapa.

Evitando los artificiales bares del centro, seguís por las tascas más cutres de la localidad en donde te puedes encontrar a los más marginales personajes, que saldrán dando tumbos cuando sea la hora o que a voces (que el derecho de admisión impediría en las asépticas cafeterías del centro) contarán cualquier chascarrillo político, en general nada favorable a Zapatero.

Si llegada la hora de la comida principal, objeto del viaje, tomas un estupendo pulpo con viño da Ribera Sacra, con un queso cualquiera del país, el que tengan en la casa, con dulce de mebrillo, y quedas saciado, ¿qué más se puede pedir?

Si no tienes la fortuna de que un guía nativo te acompañe por esos tugurios, que son la vida de las ciudades, los evitarías de mano porque tú solo irías al centro de Monforte buscando algo estiloso y encontrarías lo mismo que en Marsella, Mieres o Calatayud, nada nuevo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tanto como cutres.......

Hay en Monforte un restaurante, pequeño, de no más de cinco mesas, donde se se saborea, sin lugar a dudas, la mejor chuleta de buey del mundo mundial...... doy fe.

Juvenal

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

Exageré un poco