2010/10/10

INMERSIÓN GENERAL EN LOS BAJOS FONDOS (AL HILO DEL PREMIO NOBEL A VARGAS LLOSA)

Estos días los periódicos dedicaron varias páginas a glosar la figura del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Todos reservan unos centímetros cuadrados para que firmas reconocidas del periodismo, la literatura o la política den su versión y cuenten sus impresiones y coincidencias con el premiado, y esperas que cada uno hable o escriba de su especialidad

Lees en La Nueva España que Francisco J. Bastida, Catedrático de Derecho Constitucional, también echa su cuarto a espadas en un artículo que titula “Vargas Llosa y García Márquez”, con el subtítulo “Sobre la conflictiva relación personal de los dos Nobel”.

Ya que el enfoque se anticipa sobre la conflictiva relación personal, esperabas una visión desde el punto de vista del Derecho Constitucional, sobre la propiedad intelectual, sobre la intimidad, o algún aspecto jurídico de su obra, en fin, algo relacionado con la materia, pero solamente encuentras un anticipo de lo que más pronto que tarde alimentará La Noria u otros programas de ese tipo. Alguien te lo contará o acabarás enterándote sin querer por los resúmenes de prensa o por el griterío ciudadano.

En otros periódicos se insinúan los motivos de los desencuentros, que no son discrepancias de estilo, que si uno se inclina por el realismo mágico y otro por el lenguaje exuberante, o matices de ese tipo.

Si el Catedrático de Derecho Constitucional dedica su artículo a escarbar en los motivos de las discrepancias, tú reproducirás el intríngulis y de paso ahorrarás el trabajo a algún lector. Dedicando un minuto al chismorreo, quedan horas y horas de vida para leer a Vargas Llosa…o a García Márquez.

Cierto día la mujer de Mario, Patricia, fue quejumbrosa a comentarle a Gabriel las infidelidades de su marido y cómo el autor de «Cien años de soledad» no sólo la intentó consolar, sino que también quiso aprovecharse de esa situación de debilidad en beneficio propio. Cuando se calmaron las aguas, Patricia debió de contarle a su marido lo sucedido y a la primera ocasión el escritor de «Conversación en La Catedral» tumbó de un puñetazo a su hasta entonces amigo García Márquez.

Hala, ahora a leer literatura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en el 81, en una capital sudamericana cuando presentaba su último libro, pude charlar un rato con este estupendo escritor..........pero nada cercano como persona,no me extraña que fracasara como político.