2010/10/01

IN MEMORIAM: QUICO, UN CURA POCO REZADOR


Caes en la cuenta de que de los tres compañeros de pupitre que tuviste en tus años de Seminario, dos ya murieron, José Luis el de Jomezana hace cuatro años y Quico el de las Regueras ayer. Sigue vivo, y esperas que por muchos años, Juan Miguel en la Cuenca del Nalón. Tiene una hija estudiando para Diplomática y algún pacto propiciará por su padre con Dios o con el diablo.

Sabías que Quico estaba en las últimas y que no andaba con ánimo de visitas. No era el caso de ir a verlo a casa de su madre. Allí volvió para morir. Estabas pendiente de si entraba en el Hospital para hacerte el encontradizo, como que pasabas por allí, pero no hubo ocasión.

Quico era un hombre ordenado. Hubo un tiempo en el que jugabais partidos de fútbol en las camas, que ya es difícil. Con once cromos de cartón por equipo, una pelota de papel de plata, que se decía entonces, y una mini portería en el cabecero y otra en el testero, organizabais auténticos campeonatos. Su cama era de las lisas, sin arrugas, perfectamente acondicionada, como siempre tuvo su habitación y sus pertenencias. En la tuya, cosas del sobrepeso, la pelota siempre tendía hacía el círculo central. Por lo visto era un campo difícil.

Sus padres y los tuyos trabaron cierta amistad cuando os iban a ver a Covadonga una vez cada quince días. En aquellos tiempos, de tanto decir “piriquí” pasasteis a llamarle así, para evolucionar a Perico y terminar en Quico.

Durante unos años, y en su faceta de sociólogo-cura, Quico estuvo en el candelero con unos polémicos estudios sobre la realidad social de Asturias, muy cuestionados por la derecha eclesial y por la derecha social. Su compañero Parrila se despacha a gusto contra el anterior Obispo de Asturias, Carlos Osoro y sus secuaces

Probablemente la tarea más delicada y laboriosa de ámbito intraeclesial fue el encargo que recibió de diseñar las Unidades Parroquiales de Acción Pastoral (UPAP), un proyecto de racionalización de los recursos eclesiales al que se dedicó con convicción e intensidad, pisando el territorio y conociendo de primera mano la realidad de cada zona y su clero. Un amplio esfuerzo que apenas se tradujo, sin embargo, en resultados prácticos, pues quienes desde los ámbitos de responsabilidad diocesana promovieron las UPAP no las aplicaron con decisiones y nombramientos coherentes; antes bien, desviaron hacia el autor técnico de la propuesta las críticas suscitadas por una parte de los afectados. Una vez más, como ya había sucedido con la Asamblea Sacerdotal de finales de los años setenta, ambiciosos planes de renovación de la Iglesia asturiana volvían a quedarse en el papel.

Valga este breve apunte como recordatorio de su ejercicio de sociólogo en la Iglesia. Hasta que la nueva jerarquía de la diócesis y su equipo cedieron a las presiones de algunos grupos -minoritarios pero influyentes- que vieron en el sucesor de Díaz Merchán la oportunidad de desmantelar la pastoral social diocesana, tan significativa en la trayectoria de esta Iglesia local. Así, el sacerdote y sociólogo de amplio currículo fue relevado -nunca peor dicho- en su cargo por personas que, sin tener conocimientos específicos en esta materia, se prestaron como figurantes para cubrir un hueco en el organigrama diocesano. Como ha ocurrido en los últimos años con otras instituciones sociales de la Iglesia asturiana, lo que se tardó lustros en construir fue derribado por un decreto curial, con la agravante de no haber edificado ninguna alternativa que no sea el vaciado progresivo de la dimensión social de la fe mediante su reducción a poco más que los aspectos asistenciales.

Aunque cura, no era muy rezador, pero ante la inminencia de la muerte pelada, oíste hablar de un cambio.

La muerte, que a todos iguala.

Descanse en paz.

2 comentarios:

Karen Dinesen dijo...

A Parrilla le conozco mucho.A Quico sólo le conocía de referencias. Leído el texto de "Parri", veo que Quico fue un excelente cristiano aunque fuese "poco rezador".
Salud.

Anónimo dijo...

Era de los primeros compañeros que conocí cuando llegué a Covadonga. Nunca se me olvidará cuando me dijo que era de Las Regueras,yo como guaje de monte, me sonaba muy raro, el nombre de aquél Municipio.Hoy dia es el lugar,más querido que conozco, donde descansa también para siempre, mi hija Beatriz.Cosas del destino.Descansa en paz Quico