2011/02/17

CLOROSIS

¡Qué cambio tan espectacular en la sanidad y en la mortandad, tan distintas y tan unidas sanidad y mortandad!

Algún día publicarás (¡cuantas promesas que quedan en nada!) una estadística de edades y causas oficiales de la muerte que con paciencia vas detectando en las partidas de defunción de la parroquia de San Martín de Puente de los Fierros en la transición de los siglos XIX al XX, en las que estás enfrascado estos días.

La letra del párroco no siempre es de claridad meridiana y en un principio te sorprendió que murieran tantas jóvenes de esclerosis. Al poco de diste cuanta de que no había tal esclerosis sino que se trataba de CLOROSIS. Nunca habías oído la palabra y no hablamos de tan allá.

No tienes más remedio que acudir al diccionario para averiguar que será la tal clorosis y resulta ser una anemia ¿una leucemia? Algún lector sanitario te lo podrá aclarar.

Lees que aquella gente moría de tifus, de senectud (así figura), de fiebre, de tifus, de parto, de una contusión, de un ataque cerebral, de tuberculosis, de gangrena, de icterismo, de diarrea, de difteria, de paludismo, de meningitis, de parálisis, de pulmonía, de bronquitis, de tisis, de disnea, de oclusión intestinal, pero los de clorosis morían de 22, de 19, de 16 y de 22 años.

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