2011/09/13

LA FELICIDAD NUNCA ES COMPLETA

Dicho así no es que parezca, es que es una perogrullada, salvando el primer amor de la adolescencia.

Sospechas que cuando alguien pronuncia esa frase está pensando más en la porción de felicidad que falta, que en la que se disfruta. Si lo dice un cura en un funeral, parece que hasta suena a chiste, pero habría que ver el contexto. Aquí eres testigo de referencia porque tienes anotado (y mira que es una tontería) que el cura que ofició la misa (pariente del muerto, por cierto) dijo tal cosa en un funeral al que tu madre asistió vete a saber los años que pasaron. Tontería y todo tienes anotada esa mención en la ficha del árbol genealógico de ese muerto, que debió ser de los famosos en la época. También tienes anotado que en una ocasión fue al cine, supones que de Pola de Lena, con una borrachera tal, que cayó del gallineru al suelo. No consta que de esa haya pasado a mejor vida.

Todavía no llegaste a la fecha de defunción de ese vivales, pero si pasados ¿cuarenta años, cincuenta? tu madre recuerda aquella frase es que entonces a ella le dijo algo, y estaría pensando no en la felicidad que pudiera tener, sino en la que le pudiera faltar. ¿Cuándo habrá muerto ese buen hombre? Te gustaría dar pronto con la fecha para, de hipótesis en hipótesis, averiguar qué pasaría por entonces por la mente de tu madre, en su familia, en su matrimonio, en su contabilidad doméstica, que vaca habría enfermado, qué matanza se habría picado, por qué a tu madre le quedó grabada esa frase tan rutinaria.

Continuará (algún día).

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