2011/12/31

QUE NO NOS QUITEN LA SILLA

¿Qué mejor forma de terminar el año que tomar una sidra y un pincho de picadillo en El Fontán?


No te la imaginas. El aurea mediocritas de Horacio.

Lees, como siempre, La Nueva España y comienzas con Javier Neira, ese columnista que te repatea, al que lees con miedo, como cuando mirabas de niño debajo de la cama, por si había algún cocón. Escribe: Entre las mentiras de los socialistas, que escondieron el déficit, y los engaños de los populares, que ocultaron el programa…

En las páginas de interior no encuentras mejores perspectivas. Ves por ejemplo en un recuadro, la foto de Luis Carlos Menéndez Otero, el militar muerto en Gijón después de volcar la lancha que pilotaba. Fuiste catequista de Luis Carlos en La Pola en una época fugaz de la que no tienes contado prácticamente nada. Son muchas vidas en una vida. Era muy raro que volvierais a coincidir por La Pola, pero en cuanto leíste la noticia tuviste la certeza de que era él.

El niño de diez años desaparecido en el mismo golpe de mar también te pilla relativamente de cerca. Cuando hace un mes fuiste a comer un cordero a la Barraca, a La Pola, con los colegas de la oficina, previamente tomaste una sidra en casa Mino, en La Plaza, y allí encontraste a su abuelo, Manolito, originario de La Muela, a quien preguntaste sin éxito (porque en una mudanza lo perdieron casi todo) por si tenía fotos antiguas de la zona de tus ancestros.

Pasemos página y volvamos al Fontán.

Sigues leyendo el periódico a tu aire. Te desea feliz año una parienta de parientes de Llanera. Te lo desea con una frase que puede ser todo un programa: Que no nos quiten las sillas.

Parece una petición de corto alcance, pero guarda su enjundia. En esta particular pirámide de Maslow la silla es, en la cúspide, cargo y poltrona. En segundo lugar es el puesto de trabajo. En tercer lugar es el vicio, esas sillas del Fontán que penden de una sentencia, porque los vecinos tienen planteada una demanda para que los soportales queden libres de sillas y mesas. Lo que diga la Justicia, pero ojalá que detrás de la letra pequeña de los derechos, los drogadictos no acaben ocupando los sitios de mesas y sillas.

Sigues leyendo la prensa y alguien que pasa por allí dice en italiano que el tiempo está fresco. Fresco. No es una palabra que tú utilices para el día, solamente para el anochecer. La temperatura es la misma, pero tú la tienes asociada a cuando en Fierros tu madre y otras vecinas salían a tomar el fresco.

Pasa alguien más y se refiere a alguien que “va de sobredimensionao”. El María Moliner ya recoge “ir de “y “sobredimensionar”, pero lo encuentras contradictorio, una parte la piensas para el lenguaje oral, otra para el escrito. Un sábado por la mañana con la misma mezcolanza que tienes en tu mente.

Camino de casa encuentras a Ruli, del Seminario, que hace de guía extraoficial del Oviedo antiguo para una amistad. ¡Qué bien está Ruli! Habláis del Oviedo, aunque tú eres del Sporting, pero él sabe (¿por aquí?) que “la tu chiquilla ye del Oviedo”. Promete que este año no falta a la comida anual. Ojalá.

Al llegar a casa, contactas con un amigo de León para preguntar por esa cena de Navidad a la que este año no pudiste ir porque tenías un importante ensayo con el coro.

Más tarde tomarás un benjamín y lo que sea con tu madre, tu hermana y su gente. Antes, leerás unas líneas de Josep Pla, al que estás leyendo estos días. No se pueden olvidar las buenas costumbres.

Habrá que despedir el año también en Llanera.

Después, las uvas en casa de unos amigos, siguiendo tradición que dura treinta años.

Un sábado que vale por un año y por una vida: Fierros, Naveo, la Familia, el Seminario, Llanera, los amigos de León, el Fontán, las palabras, la lectura, la nenina,…No pasó nadie del coro por allí. Otro día será.

Petición para el año nuevo, la de El Fontán: que no nos quiten las sillas, las sillas de cada uno.

4 comentarios:

Daniel dijo...

Feliz Año Nuevo!!!!!

Karen Dinesen dijo...

Feliz 2012!!

Juvenal dijo...

Hay culos de mal asiento, pero no es este tu caso. Veamos. La silla del Fontán, la de tu oficina,la de tu casa, la de casa de tu madre, la del coro, la del Archivo, la del tren (pongamos asiento) etc etc
Esperemos que no haya un ERE para las sillas.
Disfrútalas todas, en tanto que se pueda.
Salud y buen año

Sangin dijo...

Siempre te quedará una silla,u asiento incomodo en una estación de Cercanías!!!!!Tulin...........