2012/03/28

ANTE LA HUELGA GENERAL

Hace unos meses que tenías previsto escribir algo sobre las huelgas generales griegas y sobre la situación político-económica de aquel país. Al final no lo hiciste porque otras mareas llegaron antes. Ahora es la marea negra del Egeo la que está llegando al Mar Cantábrico.

Por lo poco que leíste entonces te pareció que los propios griegos (políticos, ciudadanos, electores) llegaron a esa situación huyendo hacia delante. Ahora, al poner el contador a cero, al limpiar la hojarasca, resulta que hay poca leña que recoger. Te pareció entonces que allá ellos, que hicieran las huelgas que quisieran, pero que el resto de Europa no tenía por qué colaborar en el mantenimiento de un status al que habían llegado con la idea de que alguien se lo pagaría.

A veces se ganan así las elecciones. Por esa alegría, algún ayuntamiento cayó en bancarrota, pero no pasó nada, más allá de que algunos acreedores sigan sin cobrar las deudas. Estás pensando en Quirós, por ejemplo, pero también en Siero, donde dos de sus últimos alcaldes, por firmar convenios colectivos con pólvora del rey o por no impugnarlos, tienen que responder con su patrimonio personal, si acaba ejecutándose la decisión del Tribunal de Cuentas. Sin embargo, se tarda en escarmentar en cabeza ajena y solamente el gato escaldado huye del agua fría.

No sabes si la tempestad económica que abate España es similar a la griega, si haciendo un arqueo al Estado, estamos en una situación tan calamitosa como algunos mantienen. En cualquier caso, si es así, si el Gobierno adopta unas medidas que afectan a la clase trabajadora como las que llegaron al Boletín Oficial del Estado, ¿qué margen de maniobra queda a los sindicatos? Nunca la derecha (y muchos ciudadanos no adscritos) ve motivos para una huelga, nunca hay razón bastante, siempre se habla de otras vías, pero solamente se te ocurren dos: negociar o cruzarse de brazos. Nunca va a haber acuerdo sobre si se agotaron las vías de la negociación.

Convocada la huelga, encuentras una situación paradójica. El Gobierno querría que la huelga fracasara, que el seguimiento fuera mínimo. Las empresas, sin embargo, saldrían muy beneficiadas con un seguimiento máximo. Al fin y al cabo, incluso con la presencia de todos los trabajadores, la actividad iba a ser mínima, prácticamente limitada a los servicios mínimos. En consecuencia, los trabajadores cobrarían muy descansadamente sus salarios y para las empresas ese día solamente generaría costes.

Al trabajador que dude sobre las razones de la huelga, pero que acabe yendo a trabajar, le queda la posibilidad de ingresar ese jornal que le remuerde en una ONG o en una fundación de su agrado, pero ¿cómo?

En cualquier caso, es una situación desagradable. Quien la secunda tendrá dudas sobre su efectividad. Quien no la secunda no puede evitar una íntima sensación de insolidaridad, ya que si algo se consigue, también será para él.

Los días de huelga general hueles una cierta tristeza en el ambiente, quizá también en ti mismo.

1 comentario:

Sanginj dijo...

La ley de huelga en España,que yo sepa(dentro de mi ignorancia)es libre,es decir el trabajador es muy libre de hacerla o no. Otra cosa son lo piquetes....informativos.
Tu darías tu sueldo de este día,si que lo secundas a una ONG???
Esta huelga, a mi parecer totalmente política, en que les sirve a los mil euristas???
Incongruencia en tu ultimo párrafo.