2013/09/26

EL VALOR DEL TIEMPO

Según llegas por la mañana a la oficina tienes ocasión de meditar inmediatamente sobre el valor del tiempo, por ejemplo, si cuarenta minutos se tasan en tres mil euros. Depende, si te estuvieron azotando durante cuarenta minutos, es fácil que puedas reclamar más de tres mil euros. Si reclamas esos minutos como jornada extraordinaria, raramente, salvo que seas piloto de Iberia con derechos adquiridos. Si son los últimos minutos que tienes para despedirte para siempre de un ser querido, necesitas un tasador y segundas instancias; lo mismo que si alguien alega (un suponer) que un tren no paró en un apeadero próximo a una cárcel y no pudo ejercitar el derecho semanal de visita de cuarenta minutos. En tres mil euros estima esa pérdida. El tiempo es oro, sí señor.


Para meditar al aire libre sales a tomar un café y te encuentras en la losina de la estación con un antiguo vecino que te consulta, cómo si supieras algo, cómo está Liberbank. Le aconsejas que no meta en ningún sitio más del tope por el que responde el Fondo de Garantía de Depósitos. Es un hombre conservador y ya sigue esa pauta Te cuenta que tiene un piso alquilado desde hace quince años a una pareja que se acaba de separar y que de momento la mujer, que se quedó con el arrendamiento, cumple religiosamente con la cuota mensual de quinientos diecinueve euros congelados desde hace cinco años, pero que solamente tiene noticias de ellos una vez al año. ¿Cuánto vale este año de tranquilidad?


Más tarde, ya en el tajo, te visita un jubilado de FEVE que tiene un problema con su tarjeta de viaje. Unos días antes os la intentó meter doblada aportando unos justificantes injustificables, por lo que ya estabas en guardia. Hablando, más tarde y sidra mediante, con un conocido de ambos, te lo define como mohíno, palabra que nunca utilizas y raramente oyes. Tienes que acudir al diccionario para ver qué es un mohíno: enfadado, disgustado o de mal humor y con gesto o actitud de estarlo. Se ajusta al caso. Además quien aportó el calificativo es un maestro transformado en ferroviario de vía estrecha y algo sabe de lenguajes y compañeros. Incluso con mohínos, casi nunca renuncias a un diálogo y pudiste enterarte de que su mujer canta en un coro de Pravia y que un buen amigo tuyo le arregló hace unos años el pedal de una máquina de coser. Las cerezas que se enredan… Esto se imputa al tiempo entretenido de trabajo.


En el vestíbulo, mientras sales a ver un asunto, te cuentan que media hora duró este último sábado la asamblea extraordinaria de la Asociación de Vecinos de Fierros con presencia incluso de la Policía Municipal. ¿En cuanto se tasa esa media hora si sirve para encauzar la situación?


Minutos después coincides con tu prima Cristina, soldado en el cuartel de Cabo Noval, compañera de la chica cuyo cadáver acaba de aparecer en una playa asturiana. Secreto de confesonario.


Camino de casa te encuentras con el Inspector de Trabajo-viajero-reclamante con el que acabaste trabando buena relación. Es inevitable dedicar unos minutos al accidente de Santiago. El Inspector comparte amistad con un ingeniero de la casa, que descarga íntegramente la responsabilidad en el maquinista, pero el Inspector, como experto en riesgos laborales, apunta incluso una responsabilidad por este apartado.


Abres el Facebook y el antiguo compañero corista comunica de sopetón que necesita un trasplante de médula. ¿Llamas, no llamas? Llamas. En dos semanas comenzará las sesiones de quimioterapia. Le aconsejaron hacerse “amigo de la enfermedad”. Aquí el valor del tiempo yo no es broma. Ánimo, compañero.

Por la tarde entras en El Corte Inglés porque el molinillo dejó de funcionar y hay que catar el mercado del sector. Compruebas que las chicas de la casa visten uniforme pero gozan de libertad en el calzado. Hasta que llegas a la sección de los pequeños electrodomésticos te vas fijando en las partes bajas (es decir, en los pies) e intentas indagar en la sicología de las portadoras: no es lo mismo la que luce alto tacón, que la de babuchas, zuecos, mocasines bajos, o medias suelas. Hay quien en su tiempo de trabajo quiere estar guapa y quien prefiere estar cómoda. Valoración del tiempo también.


Después de otros avatares que no detallas para no alargarte demasiado, das por finalizada la jornada pero mantienes la duda sobre el valor de los cuarenta minutos de ausencia.


Por la noche vas a ver a tu madre que te prepara la consabida tortilla. ¿Cuánto vale eso?

6 comentarios:

Miner dijo...

Bien.

Alipio dijo...

Interesante. Un punto de vista diferente sobre la relatividad del tiempo y su valor.

Saludos.

Anónimo dijo...

Con qué se rellena el tiempo?

La_Nenina dijo...

El tiempo no se rellena. El tiempo pasa. Siempre a la misma velocidad. Somos nosotros los que no siempre llevamos su ritmo.

José Luis Fernández García dijo...

¿Pasa el tiempo igual para un ferroviario de vía estrecha que de vía ancha? ¿Pasa igual el tiempo para un maquinista que para un factor de circulación?

Anónimo dijo...

Yo no se si se rellena o no se rellena el tiempo. Los que nos pasamos, como las uvas pasas, somos nosotros. El reloj marca las horas, el tiempo es una apreciación muy subjetiva ¿por qué cuando estoy con alguien que me agrada el tiempo se me hace tan corto? ¿porqué esta espera se me hace tan larga? Para los enamorados el tiempo se rellena con suspiros, con deseos, con ilusiones, con recuerdos y se calcula lo que falta para estar juntos de nuevo.