2014/05/17

ULTRAS Y MEMORIA HISTÓRICA

Leyendo a Víctor Hugo, ni los ultras ni la memoria histórica son de ahora.
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Ser ultra es ir más allá. Es atacar el cetro en nombre del trono, y la mitra en nombre del altar; es reprender al arrepentido; es dar coces contra el aguijón; es discutir con el encargado de la hoguera sobre el grado de cocción de los heréticos; es reprochar al ídolo su poca idolatría; es insultar por exceso de respeto; es pensar que el papa es poco papista, que al rey le falta realeza, y que hay demasiada luz en la noche; es estar descontento del alabastro, de la nieve, del ciste y de la flor de lis en nombre de la blancura; es ser partidario de las cosas hasta el punto de convertirse en sU enemigo; es estar tan a favor, que se acaba estando en contra. El espíritu ultra resulta especialmente característico de la primera fase de la Restauración.
(Estamos hablando del primer cuarto del siglo XIX)..
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La Francia revolucionaria le falta al respeto a la Francia histórica, es decir, a su madre, es decir, a sí misma. Después del 5 de septiembre, se trata a la nobleza de la monarquía como después del 8 de julio se trató a la nobleza del imperio. Ellos fueron injustos con el águila, nosotros lo somos con la flor de lis ¡Siempre se quiere tener algo que proscribir! El desdoro de la corona de Luis XIV, los rasguños en el escudo de Enrique IV, ¿es esto útil? Criticamos al Señor de Vaublanc por borrar las N del puente de Jena. ¿Qué hacía? Lo mismo que nosotros. Bouvines nos pertenece, al igual que Marengo. Las flores de las son para nosotros como las N. Es nuestro patrimonio ¿Qué sentido tiene reducirlo? No debemos renegar de la patria ni en el pasado ni en el presente ¿Por qué no asumir toda la historia?¿ Por qué no amar a Francia toda entera?

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