2015/07/13

LICENCIAS DE OBRAS Y OTRAS ANÉCDOTAS DE UN SÁBADO LENENSE

Por imponderables, llevas unos sábados sin poder disfrutar en El Fontán de la botella de sidra y el pinchu de picadillo. Como alternativa, algunos sábados paras al mediodía en Pola de Lena, antes de ir a ver a tu madre y comer lo de siempre: una tortilla de patata única, y delante, detrás o a la vez, lo que sea. Con sidra, claro. De guaje te reías cuando tu tío Luis venía de León a ver a la madre, tu abuela, y comía siempre lo mismo: de aquella una tortilla de patata con salsa de tomate. No era una excelente cocinera pero tienes un gran recuerdo de aquella tortilla y aquella salsa, cuando te tocaba probar la tortilla del tío. Costumbres que se repiten.

Este sábado dio lugar a muchas anécdotas. Aparcas a la vez que un conocido de sidras de Oviedo y Pola de Lena e insiste en que tomes un culín con él. Aceptas. Te sorprende lo que te cuenta: tuvo una orden de alejamiento de cuarenta días, que pasó en León, y llegó a dormir una noche en el calabozo. Pensando que tú estuviste 29 de militar, aunque sin orden de alejamiento, tiendes a relativizar lo ocurrido, que no sabes lo que fue aunque lo supones.

Después de compartir un culín, dos en realidad, das una vuelta por la plaza y te encuentras con la encargada del albergue con el tampón y la almohadilla en la mano buscando como loca a un grupo de peregrinos que marcharon sin poder sellar la Salvadorana. No los encontró, según averiguaste más tarde, pero das testimonio de su profesionalidad.

Haces otra parada en otro kiosko y relatando con unos contertulios los imponderables que te obligan a alterar el calendario sabatino, y el interlocutor te dice que tiene una hija con esclerosis múltiple desde los dieciséis años. Cuando toca, hay que asistir al palo y la vida sigue.

Cuando vas camino del coche, te encuentras en una terraza con otro conocido y le indicas que vas a Naveo a comer con tu madre, y alguien en una mesa contigua, que no habías visto, sugiere ¿y por qué no a La Romía?, que es una aldea cercana y de donde originariamente proviene tu rama materna. Aprovechan esos jóvenes, parientes algunos, para contar una anécdota: la última vez que estuvo el alcalde de Lena en La Romía quedó sorprendido de que el pueblo tuviera pinta de recientes arreglos y sin embargo, no recordaba haber recibido ninguna licencia de obras. No se lo tomaron mutuamente en cuenta: unos invirtiendo y otros votando. Replicaron que todo era material legítimo: las traviesas de la Renfe, las vallas de Obras Públicas, los hierros de la minicentral de las proximidades.


Hubo más anécdotas, pero ya no se pueden contar.

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