2016/09/12

EL BOLLÍN DE LA MUÑEKA

No vais siempre a tomar el café mañanero al mismo sitio. Durante mucho tiempo frecuentasteis un determinado bar, menos cuando cerraba por descanso. A veces ensayáis una nueva cafetería: en ese caso el primer día es fundamental por algo diferente o por algo rechazable.
Desde hace un tiempo alternas La Muñeka con otra cafetería más o menos al cincuenta por ciento. Hace unos días desde la barra os prometieron un bollín pero el tiempo pasaba, el café estaba consumido, la cuenta saldada, la camarera había desaparecido y no era cuestión de esperar un plazo indefinido por algo que a lo mejor habías entendido mal. Ya os habríais alejado cincuenta metros cuando oís los gritos de la camarera:
-¡Esperar, el bollín!. 
Hasta allí llegó corriendo la camarera con sendos bollinos recién horneados envueltos en las respectivas servilletas de papel. 
Desde entonces La Muñeka se hizo acreedora, como poco, a un setenta y cinco por ciento de fidelidad. 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es que no hay cosa mejor que una camarera guapa y joven que te lleve unos bollinos calentinos. Quién los pillara!

La_Nenina dijo...

Comparto al 100% tu teoría del café de media mañana. Mis compañeros (del café) y yo tampoco somos fieles y, de vez en cuando, probamos nuevos sitios. Lo que valoramos: rapidez de atención, amabilidad, tamaño del pincho, precio de café/té + pincho, olor a fritanga del sitio,... Si uno de los atributos tiene una valoración positiva muy elevada, estamos dispuestos a "perdonar" que alguno de los otros atributos sea un poco negativo.