2016/11/03

ANTOLOXÍA DE PROSA BABLE, de Xosé LLuis García Arias

No te manejas nada bien en el bable académico. Te cuesta entender los textos más rebuscados hasta el punto de que su lectura no te produce ningún placer más allá del del traductor sin encanto que se da por satisfecho si consigue entender lo escrito perdiendo todo el ritmo al tener que echar mano cada dos por tres del diccionario.

Dijiste del 'bable académico' y seguramente deberías haber  escrito ´bables académicos' porque te da la impresión de que se permiten unas variedades al bable que no se toleran al castellano. Un texto castellano que combinara términos admitidos por la RAE con otros amparados en fonéticas regionales o por usos gremiales o grupales, sería tildado de incorrecto. Es más, un profesor de asturiano que corrigiera un examen de castellano no sería tan tolerante con un alumno que se expresara por escrito con la fonética madrileña, catalana, canaria o callejera.

Vamos a una frase fonética: "El páxaru voló tolo que pudo". Según los textos tradicionales de asturiano se contrae tolo (todo lo), pero crees que bien podría contraerse 'tóloque' ya que así se pronuncia como una única palabra. Si fueras un lingüista de renombre, tu propuesta tendría más posibilidades de éxito.

Te sientes identificado con un personaje de la antología al que se refieren así: "Anduvo llocu el probe buscando hasta que topó un que i llamaben Forgaxes, paisano sabedor de coses rares y desconocedor de les principales".
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Antes de devolver el libro a la biblioteca, paraste a descansar en el Fontán para tomar una botella de sidra que no tuvo más remedio que reposar en una horrorosa mesa metálica (a ver si es la última vez que lo dices). Pensabas que si fueras un asturiano de pro no escribirías sidra sino sidre, pero no te sale salvo que lo pronuncies en broma.

En la introducción de la antología habías leído que in illo témpore existió una lengua asturiana triunfante hasta que la casa de Trastamara extendió sus tentáculos de poder sobre las Asturias imponiendo señores, señoríos y de paso la obligación de hablar y escribir en la lengua castellana.

Encuentras en la antoloxía unos textos en asturiano que más te parecen una proyección de cómo hablaríamos y escribiríamos ahora los asturianos si no hubiéramos sido dominados por Castilla. Se supone que aquel latín habría evolucionado necesariamente en el sentido de alejarse al máximo de la lengua de Castilla. Así, cabe suponer que si una expresión asturiana se utiliza hoy únicamente en Ribadedeva se habría extendido hasta los confines del Eo si no hubiera sido por el dominio castellano. Lo propio cabe afirmar de un término que se utilizara solamente en los alrededores de Besullo. Sin duda, de no ser por las cortapisas puestas a aquella forma de expresarse astúrica, así se hablaría hasta el río Cares como mínimo.


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